miércoles, julio 16, 2008

Tito Almafuerte


A Tito Almafuerte le encantaba irse de parranda. Tipo alegre y simplón, bailaba por la vida como un aventurero. Y la pasaba bien. Fanfarrón como pocos, no perdía la oportunidad de vanagloriarse por sus conquistas, lo que despertaba admiración en los ingenuos y celo profundo en los resentidos. Llegó el día en que a un grupo de chitrulos se les ocurrió un plan excecrable desde todo punto de vista. Sabiéndolo fanático de las fiestas de disfraces lo invitaron a una. Alguno se enteró de qué se iba a disfrazar Tito y la maldad pura hizo el resto. Cuando llegó a la fiesta, Tito descubrió que no era precisamente de disfraces. Era una de la Hinchada de San Lorenzo. Quizás eso no hubiera sido tanto problema, pero sucedía que Tito se había disfrazado de Espantapájaros y eso no divirtió mucho a los invitados. Para desgracia del pobre Tito Almafuerte, ocurrió lo inevitable: Los cuervos se lo comieron crudo y sin vaselina.